Tres días después que llegara a mis manos la
novela Verde que me muero, escrita por Jason Maldonado, decidí que este libro merecía
más que mi sonrisa al terminar su lectura.
Confieso
que al principio el título me pareció muy osado. La portada, bastante colorida,
le hace justicia a una historia envolvente que rinde homenaje a la particular
idiosincracia zuliana.
Una frase
se repite a lo largo del libro, como un estribillo:
“La vida es una especie de estornudo en el universo”
Y como los
estornudos, las vidas de los personajes se estremecen con más o menor fuerza,
que me recuerda el efecto mariposa. Vida y muerte van de la mano en saltos
temporales que abarcan tres décadas de angustia, y más allá. De la mano del narrador, viajamos a la década
de los setenta para mezclarnos con un grupo de amigos y sus idilios, o nos encontramos en el presente inmersos en
la mente aguda de una divorciada que le hizo la guerra al tiempo. Esta mujer es una heroína, que tiene bien
afinadas las cuerdas entre el cerebro y el corazón, y cual felina en la sabana
africana, avanza con paciencia hacia su presa. La picardía en su dosis
correcta.
Por
tiempos, hay un coqueteo con la novela negra que se agradece. Un acontecimiento
definitivo en la historia invita a la reflexión. Se nos coloca de jurado en una
sociedad cada vez más violenta, donde la necesidad mella los valores.
Al llegar
al final de la novela, comprendí que no había mejor forma de llamarla. Verde
que me muero es un libro bien estructurado, que se presenta con un lenguaje
fresco sin caer en lo superfluo. Recomendado.
“I want more...yeah”
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