Hay ocasiones en las que la palabra oral no es suficiente.
Por eso, escribo. Anoche no fue suficiente hablarte hasta dormir. Aunque No
Eres en práctica, te siento en Esencia. Si lo siento, es real. Me gusta ese
pensamiento. Aunque no eres, por más de una década hasta has tenido nombres, género, visualizaciones de
vestuario y decoraciones para tu cuarto. No quiero decirte que eres el bebé que
nunca tuve, aún tenemos un puñado de años para conversar al respecto. Eres el bebé que vive en mi alma
de madre, mi esencia femenina que no puedo negar.
A veces te veo en los ojos brillantes de otros niños,
desarrollado, astuto, curioso. A veces te veo coqueta en la sonrisa de otras
niñas, divertida, risueña. Así sería mi bebé, pienso. Dios sabe que he hecho lo
posible para que tengas un buen padre. Si pensara en sólo un padre, hay muchos
donantes por allí, pero no es justo. En mi sentimiento de justicia, mereces un
buen padre, una figura sólida que sí te ame y te apoye, para evitarte tantas
horas de terapia en un futuro. Lo he buscado, lo he esperado, pero no se ha
podido, bebé. Quizás la idea del
universo es que sólo seamos tú y yo en un futuro, eso lo dirá el tiempo.
Sonríeme en sueños. Perdona mi tristeza. Bendice mis
alegrías. Comprende si te dejo de lado algún tiempo, es para protegerme a mí
misma. Te doy las gracias por ser algo bonito dentro de mi pensamiento, por
mostrarme en sueños cómo sería tu llegada. Esto es un lenguaje de alma a alma
que pocos entienden.
Aún cuando el mundo se empeñe en ser un caos interminable y
hostil, mantente fuerte. Yo seguiré viendo de vez en cuando vitrinas y
sorprendiéndome con los precios de los coches. Te prometo no dejar de leer
sobre estimulación y alimentación infantil, si llegaras, deseo estar
actualizada.
Ya eres hermoso, o hermosa, no lo sé. Y si no se puede en un
puñado de años, te prometo esforzarme más en la próxima oportunidad y no
tenerle tanto miedo a la vida, para vivir más temprano.
Igualmente, te amo.
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