Me gusta mucho un poema de mujer herida que tiene un verso
desolador. “No te veré morir”-Dice. Yo no te veré morir. No estaré a tu lado
cuando la costumbre sea más pesada que el cariño. No miraremos juntos hacia el
horizonte preguntando qué hubiera pasado si…No. No te contaré las pastillas ni
las colocaré en esas cajitas graciosas con los días de la semana. No estaré
pendiente de que no comas pollo frito. No me preocupará tus trazas seniles en
la madrugada. No sonreiré agradeciéndote una vida sencilla. No sonreiré contigo
cuando lleguen nuestros nietos. No bailarás conmigo en la boda de los hijos. No
discutiremos por lo que se olvidó en la tintorería. No te miraré con reproche
cuando no la dejaste salir. No te sonreiré cuando le regalaste el viaje. No me
preocuparé contigo por nuestros adolescentes descontrolados. No reiremos juntos
en un picnic familiar. No te guardaré el puesto en el acto escolar mientras
llegas de la oficina. No te acompañaré en el funeral de tus padres. No te diré “Es
tu turno” cuando el bebé despierte. No
me sonreirás en el momento del parto. No te despertaré a media noche con un
antojo de helado con galletitas. No te diré que estoy embarazada. No sentiré que
me observas mientras duermo. No besaré tus dedos mientras te aprendes de
memoria mis contornos. No bailaré contigo cuando nos casemos. No te besaré ante
todos los conocidos. No te diré que sí. No te veré nervioso. No me enamoraré de
ti. No estaré nerviosa en nuestra primera cita. Sí te vi. No me viste.
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