La poesía puede ser una postal. Mejor aún, la poesía puede
llevarte a lugares remotos. Por qué leer a Tomás Transtromer? Porque su obra ha
sido traducida a 50 lenguas? Porque es un Nobel? Mi por qué es más humilde:
para sentir.
Aplaudo que unas líneas impresas en un papel leídas en un
país tropical me hagan sentir frío. Leer su poesía y dibujar en mi mente un
paisaje nórdico. Sentir nostalgia. Frío en el alma. Eso logra Transtromer.
Poemas selectos y Visión de la memoria es una antología muy
cuidada. Comienza con una presentación del autor a cargo de los poetas Alexis
Romero y Harry Almela. Alexis Romero nos habla desde la sensibilidad poética,
mi punto predilecto. Almela toca ciertos puntos técnicos, necesarios para los
entendidos. Luego, te sumerges en paisajes sombríos, helados, calles que
invitan a la nostalgia, puentes y mucha naturaleza. Poesía paisajista. Postales
en letras. Acaso no resulta provocador? Me gusta pensar que la poesía es el
alimento del alma. Todos somos poesía, pero pocos lo descubren. El poeta nos
hace sentir sin tocarnos. Añoramos algo que ni siquiera es nuestro ni cercano.
A este punto de sensibilidad, la poesía cumple su cometido. Debo decir que la
poesía de Tomas Transtromer requiere cierto esfuerzo, no es una poesía directa.
Los versos deben saborearse hasta sentir una brisa sutil, llegar hasta
añoranza. Vale la pena el esfuerzo.
Como broche final, se nos regala Visión de la memoria, un
escrito autobiográfico donde el autor nos cuenta algunas anécdotas de su ñiñez.
Como buen profesional de la psiquis, Transtromer hace un reencuentro con su
niño interno. Quiero pensar, nos quiso abrir un poco la puerta a sus motivos
para escribir como lo hace, lo que me resulta muy humilde de su parte. Luego de
compartir su poesía tan íntima, qué le quedaba sino abrirnos hacia sus
cimientos. Celebro estas páginas.
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