La rubia siempre se sentaba al frente. Yo siempre me sentaba
en la ultima mesa. No recuerdo desde cuándo empezó nuestra competencia.
No tenia idea que ese día iba a rodar por los suelos,
agarrada cual garrapata a esa sifrinita hedionda. Rodamos, nos arrancamos
mechones de cabello y yo solo tenia rabia porque ella no veía lo bonito que yo
si había visto, me quería hacer sentir inferior y bueno…cuando tienes 6 años no
piensas muy bien las cosas…
El domingo anterior había estado con mi abuelo en su
cuarto. Para mi, a esa edad, su ceibo
era como un cofre lleno de curiosidades geniales. Supongo que todo lo prohibido lo es en la
infancia. Mi abuelo materno había estado
limpiando sus cosas y yo detrás, tocando y preguntando, para variar. Ese día cayó al suelo un rollete de etiquetas
para carpetas. Eran unas etiquetas
rectangulares, básicas, con adhesivo en la parte posterior. A mi abuelo se le ocurrió que podían servir para
etiquetar mis cuadernos. Asi pues, a
mamá le agradó la idea de no gastar en etiquetas de los osos cariñosos sino
usar esas. En la noche etiquetamos los
cuadernos y yo con expresión de fraude le dije a mama:
-Pero no tienen muñequitos!
Con una voz vivaracha mi madre dijo algo asi como:
-Eso es muy bueno, date cuenta que tu puedes dibujar lo que
desees en cada una y se verán mas bonitas porque serán tus dibujos!
Yo agarre mis colores y marcadores Maika y comencé de
inmediato a colorear cada etiqueta de cada cuaderno, mostrando cada creación con
orgullo a mama.
El dia de la pelea había prueba de lectura…Mi mama me mima
Mi mama me quiere Yo amo a mi mama etc etc etc.
-Muy bien, Vanessa. Te felicito.
-Maestra, mire el dibujo de mi cuaderno.
-Que lindo, muy bonito.
Y escucho una risa al fondo…
-Su familia es tan pobre que no pueden comprar etiquetas
bonitas para sus cuadernos lero lero (lengua afuera)
Supongo que esa fue una de las primeras veces que levante mi
ceja. Me habían ofendido. Y me dolio.
Regrese a mi mesa con mis amigas, las sencillas del salón, y comenzamos
a discutir al respecto con toda la seriedad que unas peques de 6 años le ponen
a sus preocupaciones. Asi pues, luego
del consenso. Me acerco a su mesa para
exigirle que me deje en paz.
Y bueno, como salió con otra de sus boberías…tuve que
acomodarle el peinado.
Los niños pueden ser muy crueles…y mis dibujos no estaban
tan feos.
Muy buen cuento! Me imagino a una Vane chiquita con sus cachetes cayéndose a piña con la catira mala! Imagen aparte, los niños pueden ser crueles con otros niños. Todos pasamos por eso, lo importante es el valor que le damos a los recuerdos bonitos de la infancia... Como el de tu abuelo y tu mami :)
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