Cuando tienes un padre que ha pateado calle desde su
infancia y no tuvo suerte con sus socios y/o amigos, pues…creces con una
especie de vocecilla que te dice: No confíes, No te vayas por aquí, No puedes…No…No…esto
y aquello.
Hoy lo entiendo, a mi también me sucede que me encuentro
aconsejando a personas menores que yo y, de repente, digo las mismas palabras: “No
puedes confiar en nadie” Pero sucede que si…me detengo un momento y si puedes
confiar, por supuesto que la vida y la gente te da ciertas señales
extremadamente obvias de personas malintencionadas que no puedes pasar por alto.
Sin embargo, no puedes dejar de confiar, porque toda la vida se trata de
interacciones humanas que demandan un poquito de fe. Si esta fe no existiera, no existirían los
mochileros, los negocios, la misma bolsa de valores.
La vida se ha encargado de las venganzas de mis
paradigmas. Uno a uno van cayendo a mi
lado, a veces hasta dibujan una mueca divertida y yo escucho en mi mente esa
otra vocecilla que grita: “Pendeja”.
Recuerdo una escena de mi infancia con mucha gracia… tendría
unos 5 años, un joven de color quiso ser simpático conmigo, se agacho y me dijo
con voz picara: “¨Que nena tan linda, Que cachetitos! Quieres ser mi novia?”
Yo, con toda la seriedad del caso, la seriedad de una virgo nena -sifrinita -consentida
dije con mi voz chillona:
A mi no me gustan los negros.
Mi madre soltó una risa nerviosa y se encargo de hablarme
durante días acerca de las diferencias en el mundo, el racismo…Este paradigma
se fue a la mierda cuando me perdí en los ojos de un morenazo de 1.90m a los
23. Nelson, abogado, con unas facciones
definidas, corpulento, elegante, cabello liso azabache…el único hombre hasta el
día de hoy que me ha dicho parafraseada esa línea de la película Bridget Jones
que tanto adoro:
“Te ves muy bien, asi con tus jeans, me gusta. Me gustas”
Lastimosamente, en esa etapa de mi vida, recién graduada y
sin un duro, no podía rechazar la oferta de empleo de una buena compañía,
agarre mi bolsito y me fui al Zulia…a pesar de las llamadas y los chats, a los
2 meses me encontré con un correo en mi bandeja de entrada que decía algo asi
como Despedida. La venganza de mi
paradigma…
ASi como ese, otros han caído….en mi vida con altibajos
agradezco irme librando uno a uno de ellos.
Usar zapatos de plástico, sentarme en la acera de un pueblo de la costa
cerveza en mano, usar accesorios dark con puas de acero, ver pornografía,
sentarme en la barra, comerme 2 arepas a la media noche…Elegir no Ser por lo
que piensen otros es el mayor muro que debes saltar en tu vida.
De donde salió este post?
Recuerdo que hace unos años dije:
A mi no me gustan los calvos!
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