Thursday, February 16, 2017

Sensaciones

Mamá me decía que el helado se comía luego de visitar la tienda de telas. Era uno de mis paseos favoritos de la infancia: ir a comprar telas al centro de la ciudad. Luego de salir del metro, caminar unas cuantas cuadras, atravesar zonas de ruidos ya familiares, sortear unas cuantas alcantarillas y bolsas de basura se abría ante mí una paleta deliciosa de colores y texturas. Podíamos pasar horas viendo telas. Claro, para una niña la experiencia era diferente. Yo no pensaba en costos o la facilidad de la costura, yo pensaba en si la tela era suavecita y podía dormir sobre ella.
Pensando en sensaciones esa es la primera escena que viene a mi memoria. Le siguen las manos en la tierra, las arepitas de barro y jugar con el yeso sobrante de alguna reparación casera. Toda mi vida he amado las burbujas, la espuma, los líquidos espesos como el chocolate caliente y las texturas gelatinosas como los malvaviscos. No concibo una persona que pase por la vida sin disfrutar texturas y colores. Pienso en sensaciones, visualizo en texturas y siento en colores. En mi mente todas las sensaciones se mezclan en imágenes. Quizás por eso tengo la facilidad para abrirme a textos poéticos, la imagen forma parte de mi existencia, aún antes de saber qué era eso.
Adoro tocar, lamer, escuchar cómo suena algo al frotarse, oler y hasta podría decir que arder. Adoro ver arder el papel. Suelo quemar muchas cartas, más de las que deberían terminar en cenizas. Alguien me dijo que soy muy golosa…le respondí que es mi forma de vida. Soy muy golosa…para todo. Mis cinco sentidos siempre están curiosos de estímulo. Ver una obra de arte impactante, probar un merengue cremoso, pisar la arena mojada o la grama, la tierra húmeda en mis manos al hacer jardinería, el cuerpo del ser amado…
¿No es acaso la vida un constante experimento? Un parque temático que no se repite...
¿Es el hombre como raza un punto en un campo de paralelas?
Sí. No. Todo está conectado. Creo firmemente que una persona viva, vibrante, sabe apreciar la belleza en su entorno, y la busca constantemente. Si no
¿Para qué nos fueron dados los sentidos tan finamente engranados?
La vida misma es un impacto ensordecedor, estremecedor y enceguecedor absolutamente bello. Observa, escucha en silencio, palpa, prueba. Vive. El protocolo, las dietas, las normas castrantes y otros inventos de la mente humana (nótese que no digo pensamiento) sólo sirven para neutralizar nuestras sentidos y dormir nuestro espíritu. Un espíritu despierto y alegre come, salta, experimenta, prueba.

Siente. Vive.

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