Saturday, May 21, 2011

Poema para Te


"Has llegado tan impuntualmente a mi vida, que he decidido corregir todos mis relojes hacia tu posibilidad"

Leonardo Padron - Los Materiales Humanos

Tuesday, May 17, 2011

Y si hoy me tocara a mi...

Hace 1 año, a esta hora...nos visitó la muerte.


Y si hoy me tocara a mi?


No es la primera vez que pienso en esto…


No le tengo miedo a la muerte. Le tengo miedo al arrepentimiento, a mi arrepentimiento. Ese arrepentimiento que te viene cuando te das cuenta que el tiempo no perdona, no hace pausa, no tiene escalas ni conversores. Todo pasa, incluso tu.

Me enseñaron desde pequeña a creer que tengo un ángel que me cuida, de grande decidí seguir creyendo. A veces hablo con él, porque lo he sentido. No esta fácil rodar por las escaleras equivalentes a tres niveles de una instalación petrolera y levantarse como si nada, solo con unos rasguños…y así tengo otras anécdotas. Mi ángel existe, y es bueno en lo que hace. De pequeña sabia su nombre, pero lo olvide. Solo lo tuteo. Me gusta pensar que ese día, al que me refiero, me sonreirá y sabiendo como soy yo, me dará un mapa y una guía del lugar al que me dispongan, con los puntos de información bien señalizados.


Y si hoy me tocara morir, lo primero que pensaría sería en todos los besos que no di, unas veces por miedo, otras porque sencillamente no los querían recibir y otras por pensar lo que dirían los demás. Pensaría en los hijos que no tuve…en esa nena a la que criaría con libertad, coquetería y diversión. Ese hombrecito al que le enseñaría a ser cortés con las mujeres y a valorarlas por lo que son y no por como lucen. Esos morochos que me robarían días enteros de sueño pero me darían felicidad por partida doble…porque he pensado en esas posibilidades, y en lo mucho que extrañaría a mama para que me orientara sobre qué hacer, pero también pensaría en una suegra linda que ocuparía su lugar y me salvaría en mi desesperación por mi ignorancia. Pensaría en esa pareja que no tuve, esos brazos calidos y esa alma que tanto busque sin éxito.


Si tuviera que pasar el túnel hoy, me reiría de las veces que mande a la porra a la gente neurótica. Reiría por esas veces que hice lo que me dio la gana. Esas veces en las que me quede con la cuenta del banco en 0 pero recibí una mirada de felicidad, o la sonrisa de un niño. Me reiría mucho de las preocupaciones que cargue por no poder pagar la tarjeta de crédito. Me doblaría de la risa por esas veces que fui humillada sin razón, por aquellas oportunidades en las que fui señalada por otros, y tantas otras veces en las que otro recibió mérito por mi esfuerzo. Me reiría porque uno en esos momentos piensa en lo que dirán los demás, en el ego, en el status…y no se da cuenta que es solo ilusión y se desvanece como la arena entre los dedos. Nada de eso suma cuando te vas, sólo es un peso mientras vives, un peso muerto.

Lamentaría que nunca aprendí a bailar. Que nunca conocí Paris. Que nunca tuve una cena romántica con vino. Me sentiría triste porque el 70% de mi vida ha sido estudiar y trabajar. El resto de eso representa mi infancia y estos años en los que he tratado de entender el por qué de ese porcentaje…eso es lo que hace uno en los ashrams, yo lo he hecho de forma delivery…porque creo firmemente en el Dios que llevo adentro y en esa fuente universal de energia omnipotente y omnipresente. Del resto, asisto a los rituales religiosos por diversión…


Si no tuviera mas tiempo...en un suspiro viera correr mi vida y solo podría decir encogida en hombros que hice lo mejor que pude y que lamento no haber amado mas…

Monday, May 16, 2011

Huérfanos

Tengo fama de amargada por discutir cuando las cosas no se hacen de acuerdo a las normas. La gente se molesta porque no hago la “excepción”, pero que sucede cuando la excepción es la regla? Anarquía.

Y como nos encanta criticar la anarquía. Los venezolanos nos quejamos de las colas, nos quejamos del alto costo de la vida, nos quejamos por la inseguridad, nos quejamos porque el vecino tiene la música a volumen alto, vivimos quejándonos y nos quejamos viviendo. Pero esos mismos que nos quejamos, somos los que nos coleamos en las colas del metro, entramos al vagón empujando aún cuando estamos conscientes de que el espacio es menor que nuestro volumen. Ese que se queja es el que pasó “bajo cuerda” la infracción o el papeleo, ese mismo que le pide a la anciana Bs. 6000 para agregarla al archivo del Seguro Social, cuando eso es un derecho. El que se jacta de ser humilde, pero honrado, roba luz y hasta tv por cable, y saqueó en el Caracazo un televisor gigante. Así somos todos, me incluyo. Tenemos esa falsa moral que nos incita a raspar los zapatos en las marchas, pero no nos permite recordar como apoyamos cada proceso que nos llevó a este barranco y como alzamos cual cordero de oro al político de turno.

Y pienso en el fondo de todo esto. En la casa. En ese niño que no tiene padre y tiene una madre que está afuera mas de 16 horas, sólo 4 de esas horas en un transporte público en quien sabe que cola. Ese niño que no tiene ejemplo, que no tiene referencias conservadoras y sólo observa como crecieron los que una vez estuvieron como él, solos en una selva sin guía, sin una mano que les indicara por donde ir, y para las mentes débiles el mejor camino es el que ya está podado y se ve de un color ostentoso. Los veo de frente a un mundo que no para, sin una voz conocida que les hable de sus errores pasados, sin esa mano pasada por la frente que da seguridad, sin una base espiritual, porque no puede existir un Dios en un mundo donde la vida vale un teléfono celular. Siempre rodeado de “No hay” “No puedes” “Nada”.

Y me veo yo niña, con mamá a toda hora, teniéndome paciencia con mis berrinches y enseñándome lo que podía. Veo un padre que si bien no estuvo en todo momento, ahora entiendo que cumplió su rol de enseñarme patrones de conducta, normas básicas de convivencia y una escala de valores que a la nueva generación le parece extraña. Veo al niño resentido porque ve a mi niña con juguetes que el quizás nunca tenga. Lo veo mirándome con rabia, porque no entiende, porque no pidió nacer en ese ambiente. Nadie elige nacer en ese ambiente, porque ese ambiente es producto de las malas decisiones de otros. Y esa rabia se aloja muy adentro y explota cuando ese niño obtiene un poder, entiéndase por poder desde un arma hasta una silla presidencial.

Que clase de sociedad puede resultar de generaciones con moral en detrimento?

Un niño es un lienzo en blanco. Fuera de discusión religiosa, de karma y afines, lo que su entorno marque en él resultara en ese cuadro que mas tarde formara parte de la sociedad. Y una sociedad con bloques podridos en sus cimientos nunca puede ser desarrollada.

Esto ya es un cliché. Los niños son el futuro. Todos lo repetimos y creemos que porque enviamos a los niños a la escuela les estamos asegurando una buena vida. Quizás, es parte, pero también he visto niños de familias acomodadas con valores invertidos y eso tampoco sirve, no del todo.

Es utópico pensar en la sociedad perfecta, somos humanos y como tal tenemos nuestro lado salvaje, que aún no dominamos. Si domináramos ese lado, no hubieran crímenes pasionales, violencia doméstica ni maltrato infantil, mucho menos las atrocidades que son tabú. Pero podríamos imaginar, como dice la canción, una sociedad más justa, más humana, y eso sólo se logra con consciencia. Consciencia en nuestros actos. Esa consciencia permite que les brindemos la educación – además de la instrucción- a los pequeños. Siendo conscientes inculcamos consciencia. Siendo conscientes, disminuyen los embarazos adolescentes, los crímenes y los vicios. Una mente consciente es mas fuerte ante las tentaciones que siempre van a existir, y sabrá afrontar mejor la vida.

El problema es que desarrollar una mente consciente necesita ayuda, modelos básicos de padre y madre. Criando huérfanos somos un huésped más. Quizás lo peor es que esperamos que ellos nos salven de este círculo vicioso y no hemos entendido que el futuro deriva de su presente.

Wednesday, May 11, 2011

Elefantes encadenados

Veo mi ciudad con tristeza. La veo como conjunto, como un ser enfermo, con achaques. Tiene organos sanos, pero el cancer se apodera poco de poco de los espacios.

Cierro los ojos y recuerdo pocos transportes, lustrosos, asientos orgullosos y paredes impecables. Veo el imponente Capitolio, brillante y con honra. Veo la estatua de Simon Bolivar en la plaza que tanto me gustaba, aquella donde me llevaban a dar de comer a las ardillas y podia correr tras las palomas. Usaba mis zarcillos de oro, la cadena con una placa de mi bautizo del mismo metal noble y no pasaba nada. Usaba zapatitos de patente y me tropezaba por mi pie plano, no por los huecos de las aceras. Recuerdo salidas nocturnas, helado en la madrugada en el CCCT. Recuerdo un autocine al cual llegar en la maleta del carro porque no podia entrar de otra manera. Recuerdo ver la luna y las estrellas desde Plaza Venezuela. Caminar Sabana Grande. Asombrarme con los elefantes del Zoologico Caricuao y recuerdo caras sonrientes por doquier. Recuerdo hallacas brindadas en noche buena. Puertas abiertas. Solo sonidos de fuegos artificiales…

Poco a poco aprendi a quitarme los zarcillos de oro, a estar en zapatos deportivos para no caerme y esquivar los charcos. Tuve que aprender a no confiar. Ya la Plaza no es mia. Vi animales desaparecer. Tuve que aceptar que existe la indigencia, el hambre, la miseria…aprendi a tener miedo.

Toda sociedad tiene que cambiar, porque es inevitable la evolucion, pero que pasa cuando es involución? Que pasa cuando el rebano va en sentido equivocado hacia un precipicio. Solo veo borregos, borregos resentidos y nublados por la miseria de espiritu.

Recuerdo caminar con una bandera, recuerdo cuando habia valor para reclamar el bien comun. Recuerdo cuando el pais no seguia a uno solo, o puede que si hubiera uno, pero era el de turno, el que se iba a ir en un periodo e iba ser reemplazado a voluntad. Recuerdo a Venezuela heterogenea. Recuerdo matices.

Hoy me veo a mi misma como el elefante del cuento famoso, ese que encadenaron siendo muy pequeño, y cuando crecio dejo de luchar. Un dia le removieron la cadena, pero permanecia alli, inmóvil, porque en su cabeza estaba todavía encadenado.

Nos veo asi. La cadena esta podrida. El tiempo ha hecho lo suyo. Y ahora que nos toca a nosotros hacer lo propio, nos quedamos inmoviles, porque creemos que esa cadena nunca va a ceder.

Me gustaria mover la pata otra vez...

Cryptex

Eres tan expresivo como un coliflor. Eres tan alegre como un cactus. Eres tan simpatico como un erizo. Eres un cryptex.

Busco tu lado humano y no tengo acceso. Tecla 1. Intento penetrar la muralla por las banderas que lanzas al mundo y tienes un francotirador que siempre me derriba. Tecla 2. Intento ser abierta y siento tu sonrisa burlona. Tecla 3. Te ofrezco creatividad y solo encuentro silencio. Tecla 4. Stop.

Acampo en la muralla por dias. Escudriño los bloques buscando una grieta. No. Nada. Nunca. Solo silencio y rumores. Rumores que llegan a mis oidos sin querer, es el sonido del vinagre en tu interior. No quiero agitarlo.

Asi como un trovador, escuche de un anciano que detrás de esa muralla solo hay ruinas y troncos secos. Quizas una fogata que le pertenece a otra que si logro pasar. Cual angel por un sendero, me advierte que no tengo nada que buscar, me quedo en silencio.

No tengo nada que buscar. Y si no fuera cierto?

Cada cryptex solo tiene 1 combinacion. Yo no tengo tu combinación. No ahora. Quizas nunca.

Pac-Girl

Hay una cereza en el centro del laberinto. No recuerdo en que momento comence a buscarla, pero pienso en esa cereza todos los dias. Es una cereza calida, esponjosa y hace sonreir. El problema es que no es tan facil disfrutarla porque siempre tienes unos fantasmitas que te fastidian en el camino hacia ella.

Cada quien tiene su cereza. Para mi, es una relacion sana y estable. Llevo anos persiguiendo esa cereza y últimamente pienso que se me esta acabando el tiempo. Ya he jugado tanto al gato y al raton con mis fantasmas que hasta les sonrio cuando me toca enfrentarlos. A unos los he digerido ya, otros me continuan persiguiendo.

Hoy me estoy cuestionando si aun la cereza esta ahí. O quizas esto deba llamarse: Quien se ha llevado mi cereza?

Ya me comi el fantasma de la soledad. Estoy a gusto yo conmigo. No puedo negar que a veces me gustaria hacer un menage a trois, pero ya no lloro por eso. Mis inseguridades van y vienen en sus variados colores, unos dias me tomo mi super pastillita de confianza, me hago grandota y me las devoro sin piedad; otros, sencillamente huyo por el lateral dando tiempo. No soy perfecta, si lo fuera, estaria muerta por haber aprendido lo que debia.

Unos dias el tablero esta gris, otros, es azul brillante con un sol que contemplo al despertar. A veces le coloco un rostro a mis pasillos, que luego desaparece…tantos rostros ya, tantos “posibles”…tantas excusas y tantos cobardes. Esas falsas cerezas que resultan fantasmas.

Mi reloj va por anos. Mi energia es voluble, como el tablero que se transforma y se engulle a si mismo para desdoblarse en un nuevo dia. Mis fantasmas estaran alli hasta que yo lo permita. Y la cereza…me gusta pensar que me esta esperando.

Tuesday, May 3, 2011

Antojo

Se me antoja pensar en ti. Se me antoja verte, sonreírte, dibujar tus líneas con mi ocio, diagramarte en mis sueños. Se me antoja grabarte en mi retina, darte pinceladas de ilusión, aplicar diluyente en tus imperfecciones. Se me antoja hacerte mío. Fundir tu actitud con mi tolerancia. Descubrirte en cada mueca, en cada disgusto, en cada alegría, en cada pesar…Se me antoja desdibujar tu silueta cuando me pierda a mi misma, reintegrarme y volverte a armar, según la circunstancia.

Se me antoja tocarte, palpar tus comentarios incoherentes, odiosos, infames…silenciar tus preocupaciones, tus inseguridades. Se me antoja darle volumen a tus sueños, hacerle una melodía con los míos y tocarle al destino. Se me antoja pertenecerte, que me disfrutes, que me consumas y me obligues a reinventarme cada día para sorprenderte. Se me antoja no ser más un alma en una caracola que flota en el mar.

Se me antoja acompañarte, hablando o en silencio, nosotros decidimos. Se me antoja asombrarte, aburrirte, hacerte enojar, hacerte sonreír, se me antoja vivir. Se me antoja cerrar los ojos y descubrirte en una caricia, en un roce, en un aliento. Aprender de memoria tus desplazamientos, curvas, rectas y frenos.

Se me antoja alejarme también, cuando lo necesite. Se me antoja que te alejes, cuando lo desees. Ir y venir, pero sin dejar de Estar adentro. Se me antoja que no haya física que no sea desafiada en nuestra relación. Deseo retar a la astrología y a la química estando contigo.

Se me antoja ser políticamente incorrecta. Mal hablada. Andar con desparpajo en tus pensamientos. Robarte segundos para mi vanidad. Desterrar mi ego con tu sinceridad. Desterrar el tuyo con esta verdad.

Se me antoja abrazarte, estrujarte, apretarte, lamerte, besarte, lanzar tu materia a un costado y que tu alma este de fiesta danzando con mi risa.

Se me antoja ser tu Dama, tu compañera, tu referencia en la humildad cuando sientas que te alejas de tu Ser. El regazo en el cual dejarte caer en el cansancio, para recuperar fuerzas. Se me antoja que me reconozcas como tu complemento, que caminemos juntos haciendo el camino. Se me antoja que me prestes tu hombro para llorar, cuando lo necesite. Deseo, que Estés y Estar.

Se me antoja Ser contigo.


Pero es sólo eso...un antojo, que se desvanecerá gracias a tu indiferencia.

Yo no tomaba cafe...

Uno de los recuerdos de mi infancia era ese aroma a casa que aparecía a los pocos minutos de que despertara a mamá. Primero era el famoso "colado" y recuerdo que me parecía asquerosa esa telita que mamá lavaba con tanto afán y conservaba en la nevera. Luego vino ese armatoste plateado que renovaba cada año en las ofertas de Beco. Me gustaba escuchar como salía el vapor de esa especie de enano de hojalata. Mucho tiempo después llegaría la cafetera Oster que muy orgullosa le compré cuando comencé a trabajar y que aún esta en su caja en el closet del cuarto. Mireya decía que el cafecito no sabe igual...

Pero yo nunca fui amante del café...cuando pequeña me obligaban a tomarme el "guarapo" y terminé odiando esa aguita coloreada de la cual mi abuela se tomaba hasta 4 tazas...Al crecer, compartiría con mamá cuentos de trabajo y hombres frente a un Capuccino Americano, era nuestro hobby probar Capuccino en cualquier local que se nos atravesara un sábado por la tarde. Yo, casi siempre dejaba la mitad.

La mañana del 18 de mayo de 2010 nadie hizo café. Se esfumaron esas tardes de Capuccino Americano. Mi roommate, confidente, amiga y hasta psicóloga dejó este mundo físico para abonar las flores en un rincon en Galipan...

Pasaron varios meses y por cosas de la vida, volví a probar un Capuccino, quizás el mejor, el que ella nunca probó...Cada vez que percibo ese olor caracteristico me siento en casa. Si cierro los ojos puedo imaginarla sonriendo, limpiándose el bigotito de leche y casi puedo escucharla:

"Vane, tienes que aprender a tomar café y vino, eso hacen los hombres interesantes"

Lo intento mamá...lo estoy intentando.