Tuesday, May 3, 2011

Yo no tomaba cafe...

Uno de los recuerdos de mi infancia era ese aroma a casa que aparecía a los pocos minutos de que despertara a mamá. Primero era el famoso "colado" y recuerdo que me parecía asquerosa esa telita que mamá lavaba con tanto afán y conservaba en la nevera. Luego vino ese armatoste plateado que renovaba cada año en las ofertas de Beco. Me gustaba escuchar como salía el vapor de esa especie de enano de hojalata. Mucho tiempo después llegaría la cafetera Oster que muy orgullosa le compré cuando comencé a trabajar y que aún esta en su caja en el closet del cuarto. Mireya decía que el cafecito no sabe igual...

Pero yo nunca fui amante del café...cuando pequeña me obligaban a tomarme el "guarapo" y terminé odiando esa aguita coloreada de la cual mi abuela se tomaba hasta 4 tazas...Al crecer, compartiría con mamá cuentos de trabajo y hombres frente a un Capuccino Americano, era nuestro hobby probar Capuccino en cualquier local que se nos atravesara un sábado por la tarde. Yo, casi siempre dejaba la mitad.

La mañana del 18 de mayo de 2010 nadie hizo café. Se esfumaron esas tardes de Capuccino Americano. Mi roommate, confidente, amiga y hasta psicóloga dejó este mundo físico para abonar las flores en un rincon en Galipan...

Pasaron varios meses y por cosas de la vida, volví a probar un Capuccino, quizás el mejor, el que ella nunca probó...Cada vez que percibo ese olor caracteristico me siento en casa. Si cierro los ojos puedo imaginarla sonriendo, limpiándose el bigotito de leche y casi puedo escucharla:

"Vane, tienes que aprender a tomar café y vino, eso hacen los hombres interesantes"

Lo intento mamá...lo estoy intentando.

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