Hay una cereza en el centro del laberinto. No recuerdo en que momento comence a buscarla, pero pienso en esa cereza todos los dias. Es una cereza calida, esponjosa y hace sonreir. El problema es que no es tan facil disfrutarla porque siempre tienes unos fantasmitas que te fastidian en el camino hacia ella.
Cada quien tiene su cereza. Para mi, es una relacion sana y estable. Llevo anos persiguiendo esa cereza y últimamente pienso que se me esta acabando el tiempo. Ya he jugado tanto al gato y al raton con mis fantasmas que hasta les sonrio cuando me toca enfrentarlos. A unos los he digerido ya, otros me continuan persiguiendo.
Hoy me estoy cuestionando si aun la cereza esta ahí. O quizas esto deba llamarse: Quien se ha llevado mi cereza?
Ya me comi el fantasma de la soledad. Estoy a gusto yo conmigo. No puedo negar que a veces me gustaria hacer un menage a trois, pero ya no lloro por eso. Mis inseguridades van y vienen en sus variados colores, unos dias me tomo mi super pastillita de confianza, me hago grandota y me las devoro sin piedad; otros, sencillamente huyo por el lateral dando tiempo. No soy perfecta, si lo fuera, estaria muerta por haber aprendido lo que debia.
Unos dias el tablero esta gris, otros, es azul brillante con un sol que contemplo al despertar. A veces le coloco un rostro a mis pasillos, que luego desaparece…tantos rostros ya, tantos “posibles”…tantas excusas y tantos cobardes. Esas falsas cerezas que resultan fantasmas.
Mi reloj va por anos. Mi energia es voluble, como el tablero que se transforma y se engulle a si mismo para desdoblarse en un nuevo dia. Mis fantasmas estaran alli hasta que yo lo permita. Y la cereza…me gusta pensar que me esta esperando.
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