La primera mirada lasciva que conocí en mi vida fue en mi
niñez, vino de parte de un vecino de mi abuela. No recuerdo para ver qué cosa
mis tíos me dijeron que fuera al cuarto del señor, que en ese momento era como un padrino para
mí. Recuerdo que pensaba cómo correr hasta la sala, donde estaban mis tíos. Si
bien este señor no era un hombre corpulento, para ese momento era más grande
que yo. No recuerdo qué le dije, me sonrió y se hizo a un lado. Y nunca volví a
ese apartamento. Recuerdo que le conté a mi madre, y obtuve la típica respuesta
de un madre sumisa: “No vuelvas a decir eso. Carlitos te quiere como un tío”. Ese
episodio estaba “enterrado” en mi memoria hasta que leí Se termina conmigo, de
Natasha Prosperi. Creo que el abuso, de
cualquier naturaleza, está bien arraigado en nuestra cultura latina. El
machismo que se trasmite de generación en generación va creando “callo” en
nuestro femenino, y de repente nos vemos aceptando y justificando conductas de
nuestros hombres que no son sanas. No es hasta que por cosas de la vida te
enfrentas a una terapia y comienzas a tomar conciencia de lo que pasaste o
estás pasando.
Por lo que cuento y por otros episodios de mi vida, siempre
me ha interesado el tema del abuso, tanto físico como psicológico. De padre
autoritario y madre sumisa, siempre ocurre una fractura, siempre toca armarse y
moldearse en resiliencia, mucho más en una sociedad latina donde la familia
oculta sus trapos sucios por vergüenza. Tomé Se termina conmigo con la mente
abierta y sin expectativas. Debo decir que el testimonio de Natasha Prosperi me
ha hecho llorar, sentirme vulnerable y entender por qué se paralizó ante el
abuso en un primer momento. Si bien ando revuelta estos días con la lectura de
este testimonio, agradezco profundamente que Natasha se haya atrevido a
publicar su caso. El libro está escrito de manera muy sencilla, ¿Qué retórica
tiene cabida en una historia que te destroza la paz? A ratos, nos habla la
Natasha niña; a ratos, la Natasha adulta y la sanadora herida que puede ayudar
a otros. El libro cuenta con cartas enviadas a distintos familiares y al
terapeuta de Natasha, Rob, el pivote de la sanación. En ningún momento se
percibe amarillismo o lenguaje fuerte más allá del necesario. Se termina
conmigo puede ser considerado un libro esencial para padres que proporciona
datos a la hora de reconocer a un depredador sexual y a un abusado. Considero
que puede llamar a la introspección del lector, y se agradecen los trazos de
lenguaje con amor que le dan equilibrio al texto. No fue culpa de Natasha. No
es culpa de la abusada. No fue, es, ni será nuestra culpa siendo protagonistas
de un abuso. Es un tema muy delicado, pero Natasha Prosperi lo maneja con
soltura y elegancia.
Recomiendo la lectura de Se termina conmigo. Agradezco el
coraje de Natasha Prosperi, y de todas las mujeres que levantan su voz contra
el abuso. Debe existir un ¡Basta!
Mientras, en mi celular tengo varias llamadas perdidas de mi
padre. Y me tomo el tiempo para preguntarle a mi niña si desea hablar con él de
nuevo, luego de tantos gritos y maltrato psicológico.
Quizás yo también diga: ¡Se termina conmigo!
gracias por esta reseña. habrá que leerlo, lo sumaré a mi lista "por leer"
ReplyDelete