Monday, May 28, 2012

La venganza de mis paradigmas


Cuando tienes un padre que ha pateado calle desde su infancia y no tuvo suerte con sus socios y/o amigos, pues…creces con una especie de vocecilla que te dice: No confíes, No te vayas por aquí, No puedes…No…No…esto y aquello.
Hoy lo entiendo, a mi también me sucede que me encuentro aconsejando a personas menores que yo y, de repente, digo las mismas palabras: “No puedes confiar en nadie” Pero sucede que si…me detengo un momento y si puedes confiar, por supuesto que la vida y la gente te da ciertas señales extremadamente obvias de personas malintencionadas que no puedes pasar por alto. Sin embargo, no puedes dejar de confiar, porque toda la vida se trata de interacciones humanas que demandan un poquito de fe.  Si esta fe no existiera, no existirían los mochileros, los negocios, la misma bolsa de valores.
La vida se ha encargado de las venganzas de mis paradigmas.  Uno a uno van cayendo a mi lado, a veces hasta dibujan una mueca divertida y yo escucho en mi mente esa otra vocecilla que grita: “Pendeja”. 
Recuerdo una escena de mi infancia con mucha gracia… tendría unos 5 años, un joven de color quiso ser simpático conmigo, se agacho y me dijo con voz picara: “¨Que nena tan linda, Que cachetitos! Quieres ser mi novia?” Yo, con toda la seriedad del caso, la seriedad de una virgo nena -sifrinita -consentida dije con mi voz chillona:
A mi no me gustan los negros.
Mi madre soltó una risa nerviosa y se encargo de hablarme durante días acerca de las diferencias en el mundo, el racismo…Este paradigma se fue a la mierda cuando me perdí en los ojos de un morenazo de 1.90m a los 23.  Nelson, abogado, con unas facciones definidas, corpulento, elegante, cabello liso azabache…el único hombre hasta el día de hoy que me ha dicho parafraseada esa línea de la película Bridget Jones que tanto adoro:
“Te ves muy bien, asi con tus jeans, me gusta. Me gustas”
Lastimosamente, en esa etapa de mi vida, recién graduada y sin un duro, no podía rechazar la oferta de empleo de una buena compañía, agarre mi bolsito y me fui al Zulia…a pesar de las llamadas y los chats, a los 2 meses me encontré con un correo en mi bandeja de entrada que decía algo asi como Despedida.  La venganza de mi paradigma…
ASi como ese, otros han caído….en mi vida con altibajos agradezco irme librando uno a uno de ellos.  Usar zapatos de plástico, sentarme en la acera de un pueblo de la costa cerveza en mano, usar accesorios dark con puas de acero, ver pornografía, sentarme en la barra, comerme 2 arepas a la media noche…Elegir no Ser por lo que piensen otros es el mayor muro que debes saltar en tu vida.
De donde salió este post?
Recuerdo que hace unos años dije:
A mi no me gustan los calvos!

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