Wednesday, January 9, 2013

Signos




Cuántas veces hemos pasado de largo ante los signos de la vida? Quizás una brisa sospechosa, una mirada, un guiño, un roce de manos…un dibujo.  Cuántas oportunidades hemos dejado de largo por no abrir bien los ojos del alma?
Suelo buscar signos en cualquier lado. Cuando era pequeña, mamá y yo descansábamos en la grama a ver las nubes en el parque, siempre discutíamos, pero me enseñó a ver formas y asociar ideas. Concibo las formas como una creación de tu mundo interno, algo de psicología hay allí en esa maniobra divertida de hacer trazos en la arena y tratar de delinear  vapor de agua. Los signos son lo que tu sabiduría, poca o mucha, te quiera decir.  No hablo de las flechas de cruce o las marcas de ropa, hablo de esos pequeños toques de Dios que a veces alejamos nosotros mismos en esta vorágine cotidiana.
En la fila del supermercado todos miraban su cesta, su celular, los anaqueles…por lo general, yo observo a la gente. Hace unos días, un abuelito estaba delante de mi en la fila y noto que miraba fijamente una bolsa de pan pita que llevaba por antojo. No le pregunté nada por no ser odiosa, pero el abuelito me preguntó curioso: “eso que es?”  Me extrañé, pero recordé que yo conocí el pan pita hace poco tiempo.  Cuando le respondí que era un pan como cualquiera me soltó un “Ahhh”  que me hizo gracia, parecía un niño pequeño.  Cuando salí del supermercado vi a unos metros al señor andando poco a poco, lo alcancé y le extendí una pieza de pan.  Le vi la cara de asombro como quien abre un cofre por vez primera y lo agarró de una manera muy especial, no tuvo reparo en si agarraba el pan sin servilleta, si había tocado dinero unos segundos antes, me agradeció con una sonrisa y le dio un mordisco. 
Tuve la elección de no prestarle atención a un anciano más en la fila del supermercado.  Quizás ya había preguntado a alguien más…los signos llegan a la persona que deben tocar, adentro.

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