Friday, February 17, 2017

La bibliografía de tu vida


Debido a mi trabajo, me expongo ocasionalmente a bibliotecas de personas ausentes. Trabajo en una librería que vende libros de segunda mano, y no siempre estos libros con historias llegan a la puerta, hay que buscarlos. No siempre estos libros se buscan en cajas, hay que sacarlos de su nicho en un hogar, y a este acto de usurpación se debe esta reflexión.

Hoy visité un hogar. Llegar a una casa a buscar libros a veces es incómodo. Hay gente que no deseaba desprenderse de su biblioteca, pero suceden muchas cosas que los obligan a ello. A veces, estas personas te ven tocar cada libro con recelo, fruncen el ceño, y permanecen en silencio, resignados. La vida te pone al frente ciertos procesos, y no todas las veces puedes cargar con tus libros, por lo cual el kindle es bendito por viajeros. Llegué a una biblioteca grande, bonita, con mobiliario de madera. Al principio, pensé que podía simplemente meter todo en cajas y embalar, pero encontré un poemario de Antonio Machado, una edición vieja de Rayuela, y mi mente comenzó a dar vueltas. Por supuesto, la biblioteca tenía su sección profesional donde estaban los serios y formales libros de administración, contabilidad y otros de psicología. Me asombré de la cantidad de material bibliográfico sobre temas exactos. Me entusiasmé con unos libros de Stephen Hawking, personaje al que admiro, y sentí la empatía del fanático. Cayeron al suelo tarjetas, cartas, marcalibros de librerías que no existen o han cambiado de dueño, postales y fotografías familiares. Allí, agarraba cada libro más despacio, como el arqueólogo que cepilla un hueso. Libro tras libro, en segundos, pensaba en las páginas que habían sido dobladas, dejado abiertas toda la noche, o quizás, nunca leídas. Toda esa energía transmitida al papel hecha nostalgia ajena y embalada para ser comercializada. Cada persona construye una vida palmo a palmo, se desarrolla, aprende, construye una familia, viaja, envejece, vive, y si es lector, algún libro lo acompañará en cada acción. La bibliografía de su vida no es cualquier cosa.

La vida me enseñó a tener respeto por los libros, por las obras de los autores y por los gustos literarios de la gente, sea lo que sea. Hoy reflexiono sobre lo que significa dejar la biblioteca atrás, para mudarse, cambiar de vida, de país, de amigos. Tu biblioteca dice mucho de ti, de tus preocupaciones, tus pasatiempos, tus inquietudes. Como tal, merece respeto, cada libro, cada estante, cada recuerdo que forma parte de ese espacio que hacemos templo. Con ese respeto aprendido trato cada libro con historia que llega a la librería. Un libro con historia tiene en él la energía del que lo amó, el que lo detestó, las repisas en las que estuvo y la historia que cuenta, un libro tiene dignidad. Como pichón de librera, es un mandamiento resguardar el espíritu de la librería, mantenerlo, defenderlo, y parte de ésto consiste en no prostituir las historias.

La persona que dejó atrás esta biblioteca me pidió que los libros llegaran a buenas manos, y así cuidaré que sea. Un librero es un escudero de historias.

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